Con motivo del Año Nuevo Chino recibí el encargo de preparar alguna actividad relacionada con el mismo. Reconozco que pensé que en un equipo donde la mitad de sus miembros habían vivido la experiencia en primera persona (durante veinte años el que menos) no era yo precisamente la persona más adecuada. Pero aún así acepté, sin mucho convencimiento, aunque con la tranquilidad de contar con el apoyo de todos ellos y su disposición a responder y aclarar todas las cuestiones que les iba a plantear.
Y como era de esperar, a medida que me fui adentrando en el tema todo se fue complicando para mí. Descubrí que sabía poquísimo sobre lo que tenía que exponer y que además mi mente occidental había malinterpretado parte de lo leído y oído.
En lo personal me alegro de haber aceptado, he aprendido muchísimo estos días y me he reafirmado en mi opinión de que no podemos (al menos yo) estudiar una lengua extranjera sin conocer su cultura porque, a fin de cuentas, todas esas nuevas palabras y estructuras gramaticales que aprendemos responden a algo más que a unos sonidos diferentes de nuestra lengua materna. Detrás de cada uno de ellos hay una forma de sentir y vivir y cuanto mejor lo conocemos más fácil es su aprendizaje y asimilación, al menos para mi.
Ahora he vuelto a recibir otro encargo, escribir algo para este blog relacionado con lo expuesto el pasado 21 de febrero en el C.P. Parque Clavero. Y esta vez el encargo lo acepté sin reservas. Fácil, pensé. Lo resumo y en paz. Nada más lejos de la realidad. ¡Cómo voy a hacer un simple resumen de la fiesta más importante de China! ¡Pero si tiene más de 4000 años de historia! Yo creo que se merece algo mejor. No se trata de hacer una tesis doctoral pero sí darle a cada uno de los rituales que se practican durante estas fechas la importancia que se merecen porque para los chinos la tiene, y mucha.
Así que,我觉得
¡Feliz Año de la Oveja!
羊年好!
¿O será de la Cabra? ¿O del carnero? Parece que el año empieza con sorpresa.
Sí, va a ser mejor que vayamos poquito a poco ¿no os parece?
Araceli Vega Narváez
Colabora en el Proyecto Educativo “Academia Huayu”